Por Sergio F. Carbone

Magister y Profesor en Filosofía

 

 

 

 

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EL ARGUMENTO DEL TERCER HOMBRE COMO CRÍTICA DE ARISTÓTELES A PLATÓN. (1995)

 

 

 

INTRODUCCIÓN:

 

El objetivo de este trabajo es analizar el famoso argumento del tercer hombre que aparece por primera vez en un diálogo platónico considerado puente entre los intermedios y los tardíos: el Parménides. Este análisis tiene como meta la indagación de aquellos elementos que tomó Aristóteles para llegar a la objeción que le hace a su maestro.

Aristóteles lleva a cabo una crítica muy importante a la doctrina de Platón, y el argumento en cuestión representa un punto fundamental en el marco de esta crítica, razón por la cual lo consideré digno de ser aislado como objeto de estudio.

En primer lugar, establezco las diferencias en cuanto a la noción de Idea entre los dos pensadores dado que el argumento del tercer hombre está llamado a destruir la Teoría de las Ideas por parte de Aristóteles.

Las preguntas que me formulo a continuación (las cuales podrían ser una especie de esbozo de conclusión adelantada), tienen la intención de introducirme en el análisis que posteriormente llevo a cabo del  argumento en Parménides con el objeto  de averiguar por qué se llega a él, para que más tarde (y esto sí en la conclusión propiamente dicha) pueda establecer los motivos que llevaron al estagirita a postular el argumento del tercer hombre.

Luego de analizar el argumento en Parménides, hay un paralelismo entre la formulación del argumento y el de lo uno sobre lo múltiple, que pone en evidencia la no identidad entre el término predicado y los individuos; necesaria para arribar al tercer hombre.

Lo que sigue es el análisis del argumento regresivo que llevó a cabo Vlastos con su simbolización lógica, quien encontró además de la regresión al infinito una contradicción implícita.

Posteriormente aparece el desarrollo de las consecuencias que se siguen al cambiar el término F-idad por F-en-si con el objeto de comprobar si de esta manera se produce la contradicción encontrada por Vlastos. Todo esto tiene la finalidad de analizar los motivos que llevaron al estagirita a plantear el argumento regresivo.

Los materiales utilizados son: El Parménides de Platón, el De Ideis y la Metafísica de Aristóteles como fuentes. La bibliografía secundaria está constituída por tres capítulos de la obra de Leszl Il de Ideis de Aristótele e la teoría platónica delle Idee, “The Third man Argument in the Parménides” de Vlastos y el artículo “Algunas consideraciones acerca del argumento del tercer hombre” de Femenías M.L.

 

DESARROLLO:

 

Para Platón las Ideas son esencias inmutables, eternas y trascendentes (separadas de las cosas sensibles) que constituyen la causa de los particulares, los cuales participan de ella, y de ella reciben su nombre.

La Idea Platónica es una entidad que existe por sí, o sea que es autoexistente.

Hay una distinción importante entre el universal aristotélico y la Idea platónica. El universal para el estagirita es el único objeto de ciencia (en este aspecto coinciden ambos filósofos) pero el universal aristotélico es aquello que se predica de los particulares y es inmanente a ellos, no puede existir separadamente de las realidades sensibles dado que no es una sustancia.

En este sentido la concepción aristotélica de universal es compatible con el concepto de Idea que maneja Platón en los diálogos tempranos, dado que en estos hay un lenguaje de inmanencia: la Idea está en las cosas pero no separada de ellas. El carácter inmanente del universal aristotélico podemos constatarlo en la primera réplica a los argumentos que parten de las ciencias en el DE IDEIS (1).

En el marco de la crítica que Aristóteles lleva a cabo contra la Teoría de las Ideas de Platón, expone la objeción del tercer hombre la cual aparece en Metafísica y De Ideis (2); pero paradójicamente, el argumento del tercer hombre había sido ya formulado por Platón.

La cosa sensible posee algo en común con su Idea homónima, lo cual hace que ambos puedan agruparse por lo tanto necesitarán de otra Forma que de razón de ellos. Esta es la reformulación del argumento regresivo en Parménides 132ª.

Preguntas: ¿el argumento del tercer hombre en Parménides prueba que Platón somete su Teoría de las Ideas a una autocrítca o bien es la consecuencia de una interpretación incorrecta de su teoría? ¿El argumento del tercer hombre fue un descubrimiento de Platón como consecuencia de una mala interpretación o quizá el mismo Aristóteles lo planeó en el seno de la Academia siendo todavía un joven discípulo? ¿Qué es lo correcto, hablar de una mala interpretación o “torción” de la teoría platónica? ¿Es posible que el discípulo más prodigioso de Platón y uno de los cerebros más geniales de la historia del pensamiento lo haya malinterpretado?...

A continuación del argumento: Sócrates le responde a Parménides estableciendo la diferencia entre acto de pensar y objeto del pensamiento (lo pensado). Este objeto del pensamiento es la Idea, y la Forma (como objeto aprehendido por el pensamiento) sólo se da en el alma; por lo tanto cada Forma es una unidad y no una pluralidad ilimitada a la cual conduce el argumento (3).

Si la Idea es una unidad captada por nuestro “órgano de conocimiento” (el alma), constituye el modelo que permanece en la realidad y a ella aspiran los particulares sensibles (tal como queda claro en el contexto de los diálogos intermedios incluído el Parménides) me resulta obvio que para Platón Idea y cosa no pertenecen a una misma clase; las cosas sensibles dependen de la Idea.

En Parménides 132ª, el padre del eleatismo no tiene en cuenta esta heterogeneidad: “¿y qué ocurre con lo grande en sí y todas las cosas grandes, si con tu alma las miras a todas del mismo modo?...”

Leszl sostiene (a mi criterio con verdad) que el argumento de lo uno sobre lo múltiple (4), constituye otra formulación del argumento del tercer hombre. Si cada uno de los hombres sensibles es hombre (y esto no se puede predicar de ellos mismos) entonces habrá una entidad separada de estos particulares y eterna que será una sobre los múltiples particulares; esta entidad es la Idea.

Este argumento pone en evidencia la no identidad entre el término predicado y los individuos; no identidad que es necesaria para arribar al tercer hombre (de ésto también se vale Vlastos) (5). Cabe aclarar que esta no identidad no se refiere a uno de los supuestos que reconoce Vlastos junto a la autopredicación.

Para Vlastos es evidente que el argumento del tercer hombre no solo implica una regresión al infinito sino también una contradicción derivada de la unión conjunta entre las premisas de la autopredicación y la no identidad. La autopredicación implica que la Idea tiene el carácter que da a los particulares, y la no identidad implica que el particular (que tiene una determinada propiedad) no puede ser idéntico a la Idea en virtud de la cual tiene esa propiedad:

 

Si

a, b, c

son

F

debe haber

F-idad

 

particulares

 

propiedad

 

Idea

 

Conclusión: Si a, b, c y F-idad son F, debe haber F-idad (1)

Premisas implícitas:

F-idad es F (autopredicación).

Si X es F entonces X no puede ser idéntico a F-idad (no identidad).

La unión conjunta de estas dos premisas conduce a un absurdo (contradicción).

Si F-idad es F, entonces F-idad ==  F-idad (absurdo).

Leszl sostiene que la contradicción es inevitable cuando se habla de F-idad porque se tiende a concebir ésto como un universal genuino; es decir, como el término que justifica que todos los F son F. Esto implica que los F son todos F en virtud de la misma cosa: la F-idad (el universal); el concepto fuerte del universal implica su identidad para todos los miembros de la clase en cuestión. Esta concepción hace que la contradicción sea inevitable porque si F-idad misma es F debe serlo en virtud de sí misma. Así F-idad es uno de los miembros de la clase de cosas que son F en virtud de F-idad.

La situación cambia cuando se habla de F-en-sí. En este caso habría que ver si se trata de un universal en sentido pleno, porque la contradicción que muestra Vlastos se produce solo si se postula que todos los F son tales en virtud de F-en-sí.

No es obvio que éste es el principio implícito en el argumento de lo uno sobre lo múltiple; parece que el principio no es que todos los F son F en virtud de F-en-sí.

La clase a la cual F-en-sí corresponde no es la clase de todos los F sin restricción, pero es la clase de los F-empíricos (es decir, aquellos F que presentan ciertas limitaciones) por lo cual se debe excluir que ellos sean F en sentido propio. Si ésto es así, cuando se admite luego que también F-en-sí es F, se introduce una nueva clase, la cual requiere de un nuevo F-en-sí (y no es aquel F-en-sí que corresponde a la primera clase) que justifique el hecho de que todos los F particulares más la Idea son F. Esto luego se repite en el caso de F-en-sí (1) y así sucesivamente al infinito (6).

La contradicción que plantea Vlastos no es esencial al argumento del tercer hombre ya que ni Platón ni Aristóteles la formulan.

 

 

CONCLUSIONES:

 

Si tal como queda establecido en Parménides, Idea y cosa no pertenecen a una misma clase, puede predicarse la misma propiedad de ambas pero no de la misma manera.

Así como Parménides agrupa Idea y particulares sensibles dentro de una misma clase, del mismo modo procede Aristóteles. El estagirita no tiene en cuenta la diferencia en cuanto al status ontológico entre Idea – particulares sensibles, y es claro que el discípulo de Platón arriba a la objeción debido al hecho de no distinguir ontológicamente las dos realidades.

Aristóteles sabe perfectamente que Platón separó las Ideas de los particulares sensibles –el lenguaje de trascendencia aparece en los diálogos de la madurez- y éste es el reproche que le dirige a su maestro (7), pero esta concepción separada de Idea – cosa no hizo que le otorgara a cada una de ellas su jerarquía ontológica y utilizó el argumento de la “separación” para lanzarlo contra la teoría de las Ideas. Entonces así, separando las Ideas de la realidad sensible colocó al hombre sensible separado del inteligible pero sin tener en cuenta los distintos grados de ser que le corresponde a cada uno de ellos; solo así pudo postular el tercer hombre.

La separación implica una distinción en cuanto a la existencia independiente de la Idea, pero esta existencia independiente no habilita a agrupar Idea y cosa dentro de una misma clase.

 

La yuxtaposición entre el hombre inteligible y los hombres sensibles hace posible la regresión al infinito.

La no identidad que encontró Aristóteles entre sujeto y predicado (particulares y propiedad) es imprescindible tanto para formular la objeción del tercer hombre como para refutar la sustantificación de la Idea que llevó a cabo Platón; dado que el universal para Aristóteles no puede se sustancia porque no es sujeto y no puede existir en sí; es atributo y siempre existe en otro.

Aritóteles tuvo que haber admitido por un lado esta no identidad entre el predicado (la característica en común) y los objetos que poseen esa característica, por otro lado tuvo que haber admitido también que el predicado se predica no solo de los particulares sino también de la Idea, estas dos premisas son indispensables para arribar a la objeción del tercer hombre. Están presentes tanto en el argumento esgrimido por Parménides como en el análisis de Vlastos.

En lo referente a la concepción de Leszl, adhiero a ella ya que no se produce la no identidad, dado que los F empíricos no son F en sentido estricto, motivo por el cual se debe postular F-en-sí que sí lo es. De esta manera, el argumento del tercer hombre implica la regresión al infinito pero no la contradicción que encontró Vlastos.

Con respecto a la distinción que hace Leszl entre F-idad y F-en-sí es claro que el estagirita utiliza el segundo término tal como se puede apreciar en DE IDEIS.

Es sugestivo el hecho de que Aristóteles no haya formulado la contradicción; entiendo que de haberla visto la hubiese planteado como un argumento más, tendiente a atacar la Teoría de las Ideas. Digo como un argumento más porque la contradicción es independiente respecto a la regresión al infinito.

Un hecho curioso es que Aristóteles no menciona a su maestro como el autor del famoso argumento, siendo indiscutible la anterioridad cronológica del Parménides con respecto a las obras en las que el estagirita plantea la objeción. Es probable que en el seno de la Academia el argumento fuera famoso.

Lo concreto es que Platón ratifica su Teoría de las Ideas en los diálogos de la ancianidad a pesar del Parménides y a pesar del argumento del tercer hombre que tal como lo plantea Platón es inofensivo para su sistema; no así para su discípulo.

 

 

 

CITAS BIBLIOGRÁFICAS:

 

1)      De Ideis I. B

2)      Met. 990 b 17 / 1032 a 2 / 6- De Ideis IV.2.B.i / IV.2.B.ii

3)      Parm. 132b

4)      De Ideis II A

5)      Vlastos G. “The Third man...”

6)      Leszl. W Il De Ideis di Arist..., Pág. 254, 255.

7)      Met. 1039 a 25.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Fuentes:

 

²      ARISTÓTELES, De Ideis.

²      ARISTÓTELES, Metafísica, trad. Zucchi H., Sudamericana, Bs. As., 1986

²      PLATÓN, Diálogos, Parménides, Gredos, Madrid, 1988.

 

 

Bibliografía Secundaria:

 

²      FEMENIAS, M.L “Algunas consideraciones acerca del argumento del tercer hombre”, Actas del VIII Simposio Nacional de Estudios Clásicos, Tucumán, 1984.

²      LESZL. W, Il de Ideis di Aritótele e la Teoría Platónica delle Idee, Firenze, Olschki Editore, 1975.

²      VLASTOS, G. “The third man argument in the Parménides”, Studies in Platon’s Metaphysics. London, Poutledge – Kegan Paul, 1954.

 

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