Por Sergio F. Carbone

Magister y Profesor en Filosofía

 

 

 

 

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AFORISMOS FILOSÓFICOS: FILOSOFÍA DE LOS AFORISMOS . AFORISMOS DE LOS AFORISMOS. (2005)

 

 

 

    Los aforismos son municiones lanzadas para poner en marcha el pensamiento –propio y ajeno.

 

 

 

    La "certeza" de los aforismos es una máscara. Aparecen como sentencias categóricas pero son la descomposición de ideas y recomposición sintetizada de las mismas.  El autor esconde sus dudas y preguntas para invitar al lector a buscarlas. Es un solitario que se pregunta en silencio y luego necesita del otro porque no se basta a si mismo, pero, le gusta "mojarle la oreja"; ese es su estilo. Es un náufrago que pide ayuda con la desafiante ironía de disfrazarse de autosuficiente.

 

 

 

El problema de los aforismos es que las fundamentaciones, o no aparecen o son tan estrechas filosóficamente que devienen efímeras, no son ideas peregrinas (al menos no deben serlo) pero pueden ser seductoramente confusos y tergiversadores, al menos en la apariencia. Al mismo tiempo, si no movilizan ideas no son nada.

 

 

 

No fue la intención de Heráclito escribir aforismos. Su estilo fue la poesía gnómica, que pretende enseñar, pero los fragmentos de su presunto tratado se reconstruyeron adoptando una forma aforística sin proponérselo. Así nos llega Heráclito, con toda la oposición en sus sentencias y escondiendo aroma a aforismo...¿otra pincelada de "oscuridad"?

 

 

 

El estilo metafórico y oracular de Heráclito lo hizo hablar como un inspirado. Potencia racional y creadora (aunque soberbia). Magnífica combinación de pensador sagaz y artista de la palabra con clara ironía.

 

 

 

No hay aforismos verdaderos o falsos, hay aforismos que invitan a pensar.

 

 

 

Suele decirse que el aforismo es un estilo de carácter moral... Preguntémosle a Wittgenstein si es así.

 

 

 

Retornando a Heráclito como su síntesis de opuestos, encontramos que la Verdad está tan a la mano que no podemos alcanzarla.

 

 

 

En Nietzsche se conjugan todas las virtudes de un maestro del aforismo: estilo, lirismo, ironía y explosión del pensamiento.

 

 

 

Escindir y subrayar la parte respecto al todo. Aislar los puntos para que el lector se sumerja solo.

 

 

 

Cuando una sentencia hace que el lector se detenga, fije su mirada y su corazón palpite, entonces su pensamiento adquiere luz propia, vuelve sobre él y puede contemplar sus ideas. He aquí una “víctima” de la flecha del aforismo.

 

 

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